martes, 25 de marzo de 2014

Mud

Mud

Director: Jeff Nichols

Actores: Matthew McConaughey, Tye Sheridan, Jacob Lofland, Reese Witherspoon, Sam Sephard, Ray McKinnon, Sarah Paulson, Michael Shannon, Joe Don Baker, Paul Sparks.

Guión: Jeff Nichols

Productores: Lisa Maria Falcone, Sarah Green, Aaron Ryder.

Montaje: Julie Monroe

Fotografía: Adam Stone

Musica: David Wingo

Producción: Lionsgate, Everest Entertainment.


Jeff Nichols ha logrado en solo tres películas algo que muchos directores buscan durante toda su carrera y nunca llegan a conseguir y otros necesitan de mucho mayor número de títulos para lograrlo y es llegar al equilibrio para gustar por igual a crítica y público. Comenzó su carrera con la semidesconocida Shotgun Stories pero cuando empezó a oírse su nombre fue tras dirigir Take Shelter, por la que consiguió el premio de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes y gracias a la cual Michael Shannon saltó a primera línea debido a su portentosa actuación, pero a éste reconocimiento de la crítica le faltaba la aceptación del público. Su anterior título no es lo que se podría decir una película para todos los públicos, una rara mezcla de drama familiar, relato de la crisis económica en la América Rural, fantasía y thriller psicológico.

Es por lo que en mi opinión en Mud, Jeff Nichols ha logrado dar un paso más hacia delante y lograr la difícil comunión mencionada anteriormente entre la audiencia y la crítica. No quiero decir con ello que para lograrlo el director se tenga que "vender" a una visión más mainstream de sus ideas, ni mucho menos, pero si que creo que siendo esta una película más sencilla y menos pretenciosa logra ya no solo igualar si no incluso superar su film anterior.


En Mud nos encontramos con una historia que en un principio puede darnos la sensación de haber visto mil veces. El relato de dos adolescentes que en un determinado momento de su vida tendrán que dejar atrás su infancia y comenzar a madurar para afrontar los retos y problemas de los adultos. Pero si ya habéis visto sus dos películas anteriores sabéis que Jeff Nichols tiene un toque especial y de nuevo consigue imprimirselo a esta película.



Ellis y Neckbone son dos jóvenes que viven en Arkansas, junto al río Mississippi (de nuevo la America Rural, seña de identidad del director). La vida familiar de Ellis está a punto de romperse y Neckbone vive al cuidado de su tío, debido a la falta de sus padres. Es quizás a este desarraigo familiar que se apoyan el uno en el otro y en una de sus escapadas matutinas encuentran una pequeña isla en el río con una barca atrapada en la parte superior de un árbol, un gran tesoro para ellos, pero no son los únicos que la han encontrado, en la misma isla conocerán a Mud, un fugitivo que huye tras haber matado a un hombre y al que intentarán ayudar para reencontrarse con su amada.



Si por algo destaca la película es por la calidad de su reparto. Trabajar con adolescentes es algo muy complicado y es fácil sobrepasar la raya de buena actuación / niño repelente. Es por ello que es más impresionante la labor de los dos jóvenes protagonistas de esta película. En la segunda actuación de su vida tras participar en El árbol de la vida, Tye Sheridan dota a su Ellis de una profundidad impresionante, construyendo su personaje a base de miradas y gestos, no le hace falta diálogo para que comprendamos los sentimientos de ese joven al que la vida le obliga a adoptar el papel de duro cuando en su interior sigue siendo un niño dulce y sensible que quiere seguir creyendo en el ideal del amor y que aún no es capaz de comprender y aceptar los problemas del matrimonio de sus padres. Al otro lado se encuentra su amigo Neckbone, interpretado por Jacob Lofland, en un papel de quizás menor complejidad pero muy destacable siendo su debut en el mundo del cine.

Pero no se puede negar que el verdadero amo de la película es Matthew McConaughey, confirmando que por fin se ha asentado en el mundo del cine. Tras un comienzo prometedor en el que las comparaciones con Marlon Brando y especialmente con Paul Newman pudieron hacer que el jóven Matthew se descentrara, su carrera se diluía en comedias románticas para el lucimiento de actrices como Jennifer López o Sarah Jessica Parker. Pero desde hace unos años, en mi opinión desde 2011 cuando protagonizó las estupendas y poco reconocidas Killer Joe y El Inocente, la carrera de McConaughey se ha vuelto a encaminar a dónde debería haber transitado desde un principio. Algunos dicen que es debido a la paternidad y la estabilidad familiar con su mujer, otros gracias a un cambio de agente, en fin, sea debido a lo que sea, ha vuelto con tanta fuerza que estamos probablemente ante el mejor actor de la actualidad, y no creo estar exagerando con el calificativo.



Su personaje es un derroche de todas sus cualidades, talento, carisma, presencia física y una voz grave y desgarradora (imperdonable no ver esta película en V.O) que con tan solo oírla ya nos da idea de como ha sido su vida sin necesidad de mucha más explicación. 
Ellis ve en Mud y en su historia con Juniper una manera de olvidar los problemas en su casa, de volver a creer en el amor y de encontrar un adulto en el que por fin confiar, buscando quizás la figura paterna que su propio padre no ha sabido ser.

Pero si es admirable la actuación del trío protagonista, no se puede olvidar el resto de actores, que saben de la importancia de los personajes secundarios en una historia como esta, en la que apenas tienes espacio para el lucimiento personal pero que dan cohesión y solidez a la historia que nos están contando. Destaca especialmente Sam Sephard que se come la pantalla en cada fotograma en el que aparece, dotando a su personaje de una fuerza impresionante a sus casi 70 años. Tampoco quiero olvidar la presencia de Michael Shannon confirmándose como el actor fetiche de Jeff Nichols, en un personaje que en un principio puede parecer testimonial pero con dos de los momentos más importantes de la película, uno que sucede al final de la película y que es mejor no desvelar y la frase que le dice a Ellis y con la que el director parece estar dándote una de las claves de la historia: "Este río trae mucha basura. Mucha de esa basura vale mucho dinero. Otra no. Tienes que aprender a saber que es lo que debes quedarte y que es lo que tienes que dejar pasar".





Es esta una película llena de símbolos y metáforas, en la que el río representa el paso de la vida, que a veces en su perpetuo movimiento se lleva por delante lo que más quieres pero que no puedes ni debes intentar detener si no simplemente adaptarte a él, agarrándote a lo verdaderamente importante y aceptando que hay cosas que tendrás que dejar pasar. Son Mud y Gallen la representación adulta de Ellis y Neckbone, en lo que pueden llegar a convertirse cada uno de ellos si continúan su camino actual, un delincuente en una eterna huida hacia delante en busca del amor perdido y un hombre de buen corazón pero profundamente solitario.
Pero sobre todo y como ya hemos dicho desde el principio, es una historia de crecimiento, de abandono de la infancia y de rabia adolescente al verse obligados a aceptar los cambios y la injusticia del mundo de los adultos, son las lagrimas de Ellis cuando comprende que no existe la historia de amor perfecta y que una parte importante de madurar es aprender a sufrir.

Aunque haya querido centrar las alabanzas hacia el conjunto de actores, no hay que olvidar la figura de Jeff Nichols, que consigue una fluidez y naturalidad a la hora de contar la historia que hace que la película te atrape desde el primer minuto y no te suelte hasta los créditos finales. Y lo logra gracias a una manera de dirigir que parece haberse olvidado en estos tiempos, cuando lo habitual hoy en día es buscar el artificio a través de planos técnicamente complicadisimos pero que ya no solo no aportan nada a la historia si no que la entorpecen, Nichols vuelve a la base de los grandes artesanos, que no es otra que colocar la cámara en el lugar adecuado y confiar en la fuerza del guión y de los actores. No hay mejor ejemplo para ello que el esperado reencuentro entre Mud y Juniper, filmado con una maravillosa simpleza que en mi opinión lo convierte en una de las más bellas escenas de amor de los últimos tiempos.

Estamos en definitiva ante uno de las mejores títulos del 2012, una de esas películas con secuencias que se quedan en tu recuerdo y la confirmación de que Jeff Nichols es un director a seguir en los próximos años.

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