jueves, 15 de enero de 2015

Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)

Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)

Director: Alejandro González Iñárritu

Actores: Michael Keaton, Edward Norton, Emma Stone, Zach Galifianakis, Andrea Riseborough, Amy Ryan y Naomi Watts.

Guión: Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo.

Productores: Alejandro González Iñárritu, John Lesher, Arnon Milchan, James W Skotchdopole.

Montaje: Douglas Crise y Stephen Mirrione.

Fotografía: Emmanuel Lubezki.

Música: Antonio Sánchez

Producción: New Regency, M Productions y Le Grisbi.


Alejandro González Iñárritu es un director con cierta fama de divo y exceso de ego, Michael Keaton es un actor que triunfó hace más de 25 años interpretando a un superheroe pero desde entonces no ha logrado interpretar grandes papeles, Edward Norton es uno de los mejores actores de su generación, pero su carrera no ha llegado tan lejos como debería por su peculiar manea de ver el mundo de la actuación y el cine, pero un momento, no deberíamos estar hablando de Iñárritu, Keaton y Norton, queremos hablar de Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia), de una película de ficción con ciertos toques autoreferenciales, ¿solo algunos toques o quizás algo más?.

Birdman (o cómo volver a lo grande)


¿Es Birdman un homenaje al mundo del teatro?, ¿un ataque al star system hollywoodiense?, ¿un reconocimiento al oficio de actor o una crítica hacia su divismo?, ¿una comedia?, ¿un drama?, Birdman es todo eso y mucho más.

Riggan Thomson es un actor famoso por dar vida a un superhéroe hace más de 20 años y cuya carrera no ha alcanzado grandes cotas desde entonces, es por ello que que decide montar una obra de teatro escrita, dirigida y protagonizada por él en Broadway, a los ya de por sí complicados problemas de una tarea de tal envergadura se unen los intentos por recuperar a su familia y a sí mismo en la lucha contra su propio ego encarnado por Birdman el personaje que le lanzó a la fama.



Birdman funciona por muchas cosas, en primer lugar por el estado de gracia de sus actores, desde unos correctísimos Zach Galifianakis (muy diferente de lo que estamos acostumbrados en él), Andrea Riseborough, Naomi Watts y Amy Ryan hasta los espectaculares Michael Keaton, Emma Stone y Edward Norton. Y es que el film se basa en su mayor parte en conversaciones, en careos entre sus protagonistas y es en los momentos en los que interactuan el trío Norton - Keaton - Stone cuando la película alcanza sus niveles más altos y nos deja tantísimos momentos para el recuerdo que es imposible nombrarlos todos, desde el primer ensayo entre Thomson y Shiner a su pelea, cada conversación entre Emma Stone y Edward Norton en la azotea o todas y cada una de las conversaciones de Riggan Thomson con su alter ego Birdman.

Y es que Michael Keaton está a un nivel superior en ésta película, por encima de todo y de todos, tan capaz de producir pena como risa con su patetismo, de pasar de parecer un loco de atar a ser el único algo cuerdo de esa función, pero es que Edward Norton cada vez que aparece está a punto de comerle la tostada y cuando creemos que el duelo actoral ya no puedo llegar a más aparece por ahí Emma Stone demostrando que es posiblemente la mejor actriz jóven del momento con esos grandes ojos que reflejan toda la menlancolía de una hija que se siente abandonada por su padre y muestra todas las dudas y miedos de su generación. Un auténtico disfrute para los sentidos que debería ser de visionado obligatorio en V.O.





Pero no es solo una película de actores, ya que el guión no deja ni un solo respiro y nos guía a través de la historia más evidente del cáos de la obra de teatro y la locura (o no) de su protagonista, dejando en el subconsciente multitud de temas de reflexión, como la confusión entre la necesidad de ser amado y la necesidad de ser reconocido, la sociedad actual basada en la inmediatez de la repercusión de las redes sociales ("tienes 300.000 visitas, te guste o no eso es poder" llega a decir Emma Stone en un momento de la película), cierta burla hacia la crítica, los blogs, Twitter o redes sociales que solo buscan etiquetar el arte, etc ... en el fondo Riggan no es más que un Ícaro moderno que no contento con poder volar busca llegar más allá y se dirige hasta el sol cuyo calor derrite sus alas y le acaba haciendo caer, es un personaje con miedo de su propia mediocridad que solo busca ser querido como bien dice su propia obra "De qué hablamos cuando hablamos de amor".


Birdman es enérgica, vigorosa, como lo es su banda sonora, es desenfrenada pero a la vez pausada en su reflexión. La virguería técnica del falso plano secuencia (absolutamente increíble en su concepción y ejecución el montaje de Douglas Crise y Stephen Mirrione) puede gustar más o menos pero le da a la película un aire de inmediatez, nos mete en toda la locura existente en la cabeza del protagonista. ¿Qué la película se podía haber contado sin el plano secuencia, con una narración más clásica?, es evidente que si, pero hay que preguntarse si el modo de rodarla ayuda a lo que trata de contarnos el film y mi opinión es que claramente si.

El realismo mágico, la locura, el surrealismo, todo se une finalmente en un desenlace que está dando mucho que hablar y del cual seguro que acabaréis discutiendo sobre su interpretación y es que ésta es una de esas películas en las que cada uno puede sacar sus propias conclusiones ya que el director deja espacio para ello.

Apoyado en la enorme fotografía de Emmanuel Lubezki (tras Gravity y ésto me he vuelto muy fan de éste hombre) que apuesta por una fuerte iluminación artificial en los interiores dejando paso a la luz natural en los exteriores, lo que es cierto es que Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) es una anomalía en el mundo del cine, un extraño experimento que no se había visto hasta ahora. Alejandro González Iñárritu se reta a sí mismo tras el "relativo" fracaso que supuso Biutiful, con una película muy alejada del terreno del drama pesimista que ya había demostrado dominar con grandes obras como Amores Perros y 21 Gramos, buscando tal vez al igual que su protagonista, el reconocimiento de que es capaz de hacer algo más, de hacer algo diferente, de dominar de igual manera el drama como la comedia (ácida en algunas ocasiones, esperpéntica en otras) y para nuestra fortuna el director mexicano sale más que victorioso de ésta batalla logrando una de las películas más impactantes y divertidas de los últimos tiempos.


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2 comentarios:

  1. Una apuesta diferente y con grandes actores en estado de gracia. Una de las películas del año.
    Gran entrada
    Saludos
    krtles

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    Respuestas
    1. Muy bien Vanessa, cumpliendo los propósitos del nuevo año ;-). Gracias por pasarte, a mi también me ha parecido una de las películas del año y me ha gustado precisamente por lo que comentas, porque es algo diferente y arriesgado y que además le ha salido bien, lo dicho, gracias por el comentario. Saludos

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