jueves, 25 de junio de 2015

Atlántida Film Festival 2015: Blind Dates

Blind Dates. Título original: Brma paemnebi

Director: Levan Koguashvili

Actores: Andro Sakhvarelidze, Ia Sukhitashvili, Archil Kikodze, Vakho Chachanidze

Guión: Boris Frumin, Levan Koguashvili y Andro Sakhvarelidze.

Productores: Olena Yershova, Suliko Tsulukidze y Levan Koguashvili.

Montaje: Andro Sakhvarelidze y Nodar Nozadze

Fotografía: Tato Kotetishivili

Producción: Tato Film, Kino Iberica y Millimetr Film



Algunos críticos ya comienzan a hablar del nuevo cine Georgiano, esto que puede resultar pomposo e inaccesible para muchos de nosotros se convierte en un simple prejuicio cuando podemos ver películas tan divertidas y disfrutables como esta Blind Dates.

Son varias las reseñas que comparan la cinta de Levan Koguashvili con el cine de Kaurismaki y si bien es cierto que comparte con el director finlandés su gusto por los perdedores y su sentido del humor, su cine es una mezcla de influencias, desde Woody Allen a las comedias europeas, Blind Dates recorre ese a veces arriesgado camino que bordea el drama y la comedia. Pero si en algo acierta el film es que es imposible no tener cariño a Sandro y su patetismo, un personaje tan bueno como estúpido y con el que pese a su aparente incapacidad para expresarse conectamos rapidamente. Y esto es en gran medida gracias a la gran actuación del debutante Andro Sakhvarelidze en un papel que parece hecho a su medida, no en vano ha colaborado en el guión consiguiendo construir un personaje al que se amolda como un guante.


El film transita de una escena cómica a otra con un ritmo pausado y a veces contemplativo dejando la sensación en muchas ocasiones de estar en una película dramática si no fuera por las continuas carcajadas que provocan sus locuras, es en éste sentido Blind Dates tan impredecible como divertida, ya que nunca puedes imaginar lo que está por llegar, desde cada una de las escenas con esos maravillosos secundarios que son los padres de Sandro, hasta un funeral que se convierte en un mercadillo persa, pasando por el enredo que puede provocar intentar ayudar a una joven inmigrante embarazada o la que es sin duda mi gag favorito y con el que estuve al borde de un ataque de risa, la obsesión de Iva por mostrar las vistas de Tiflis a su cita a ciegas.


Levan Koguashvili se rodea de un grupo de actores que parece que más que interpretar siguen su vida sin saber que les están grabando, tal es el grado de naturalidad que alcanzan y es hábil tanto para recrearse en los bellos y áridos paisajes georgianos en las escenas más melancólicas como para aprovechar su ingenioso guión y plantar la cámara delante de ellos alargando hasta el infinito las escenas más absurdas e incomodas, algo que puede sacar a muchos de la película o provocarte sonoras carcajadas si eres capaz de conectar con su marciano sentido del humor.
No se si todo el cine de éste país es de ésta calidad ya que reconozco desconocerlo, pero si estoy seguro que a partir de ahora prestaré más atención a las obras que vengan desde allí porque si nos deja más joyas como Blind Dates es cierto eso que contaba al principio del artículo, el cine georgiano está llegando y de qué manera.

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