domingo, 3 de enero de 2016

El Desafío

El Desafío. Título original: The Walk

Director: Robert Zemeckis

Actores: Joseph Gordon Levitt, Charlotte Le Bon, Ben Kingsley, Clement Sibony, César Domboy, James Badge Dale.

Guión: Robert Zemeckis y Christopher Browne. Basado en el libro "To Reach the Clouds" de Philippe Petit.

Productores: Robert Zemeckis, Steve Starkey, Jack Rapke

Montaje: Jeremiah O'Driscoll

Fotografía: Dariusz Wolski

Música: Alan Silvestri

Producción: Sony Pictures Entertainment, TriStar Productions, ImageMovers


Asomarse al abismo, mirar un vacío infinito y atreverse a dar un primer paso para atravesarlo, eso es lo que hizo Philippe Petit en su momento y algo similar ha debido experimentar el director Robert Zemeckis que tras el enorme bache que supuso para su carrera su experimentación con la animación digital parece levantar el vuelo en sus dos últimos films para recordarnos al ganador del Oscar con Forrest Gump y uno de los mejores directores de aventuras de los últimos tiempos.

Y es que pese a lo que en un principio pudiera parecer The Walk no es solo una excusa para contarnos el paseo de Petit entre las dos torres gemelas, no, El Desafío es un biopic en toda regla pero a pesar de ello guarda varias sorpresas en su interior y es que desde el comienzo el film evita cualquier convencionalismo con una ruptura de la cuarta pared continua, a partir de ese momento nuestro protagonista nos narra la acción, no solamente a través de su voz, si no que se pasea y gesticula ante nosotros como si de un artista callejero se tratara. 
Zemeckis y Gordon Levitt, Gordon Levitt y Zemeckis ambos se unen y juguetean para engañarnos y divertirnos a la vez, el director mezclando géneros y estéticas y el actor transformándose en el equilibrista legendario, con un acento francés ridículo es cierto, pero hasta eso se le perdona al ver el grado de compromiso que alcanza con su personaje.



Podríamos decir que The Walk contiene tres películas en su interior, en su tercio inicial, el que sucede en París se nos cuenta la juventud de Petit y como llego a perpetrar su ansiado reto, la comedia y el romance se entremezclan con un tono amable y ligero que nunca llega a aburrir gracias a su medida duración, pero el verdadero núcleo del film es su parte central, cuando descubrimos que el director también ha decidido ejercer de artista callejero y se ha escondido un as tras la manga y es que de repente y sin previo aviso nos encontramos en un film de robos y aventuras tan entretenido como trepidante, todos los preparativos para el gran golpe nos mantienen tan atentos a la pantalla como lo que va a suceder a continuación.

Y entonces llega el momento, lo que todos esperabamos y Zemeckis demuestra quien es el jefe, maneja la tensión a su antojo en esos últimos momentos antes del acto final hasta que decide lanzarse al vacío y su cámara nos proporciona unas de las experiencias más potentes que he podido vivir en el cine en los últimos años, la sensación de miedo y vértigo es tan auténtica que nos agarramos a la butaca con desesperación mientras notamos un nudo en el estómago y dejamos de respirar por un momento para mantener el equilibro, otro paso más y otro, y sufrimos con cada balanceo de la cuerda, pero hay algo que nos impide dejar de mirar a ese vacío inacabable, a esa ciudad de Nueva York tan bellamente fotografiada por Dariusz Wolski, el auténtico tercer tenor artífice de ésta obra. Y empezamos a relajarnos, y a gozar del paseo, cruzamos el cable una vez y otra, jugueteamos con el miedo y lo vencemos, disfrutamos de la sensación, hasta que llega el momento, tres pasos más y saludamos al respetable, está hecho.



Y todo lo demás se te olvida, los típicos errores de los biopics como la excesiva dulcificación de sus protagonistas, el excesivo protagonismo de Petit que prácticamente hace desaparecer al resto de personajes, el epílogo excesivamente alargado y los alardes patriotas tan absurdamente evidentes como tal vez necesarios para el mercado norteamericano hacia las torres gemelas, todo eso está ahí y no se puede obviar, si nos paramos a pensar todo ello puede hacer que la cuerda vibre varias veces y el film esté a punto de perder el equilibrio, pero no lo hace, no llega a caer en ningún momento y es una de esas experiencias que os aseguro que vale la pena vivir en una sala de cine.

2 comentarios:

  1. Tiene muy buena pinta. ¡Ganazas de verla!

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    1. A mi me sorprendió porque había escuchado comentarios bastante negativos y sin ser perfecta es muy disfrutable.

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