sábado, 24 de septiembre de 2016

San Sebastián Film Festival 2016: Dia 8

Último día para muchos en el Festival de cine de San Sebastián, esto se acaba y hay que volver al mundo real, en el que no ves 5 - 6 películas al día, ni tu vida consiste en el tránsito de un cine otro intentando tomar notas mentales de lo que has visto, comer lo que puedas por el camino y de nuevo hacer cola. Es curioso como todo lo que ayer eran caras cansadas y lamentos de que ya no se podía más y el festival se estaba empezando a hacer largo hoy eran lamentos porque esto ya se acaba y ojalá unos cuantos días más. Eso si, aunque el penúltimo día estuvo algo más descargado de películas dejó la película que probablemente ha generado mayor consenso en críticas favorables del festival, una de esas locuras japonesas que siempre crea controversia y la película de clausura del festival.

Empezábamos con Rage, película del japonés Sang il Lee que utilizando como hilo conductor un asesinato sin resolver y la posterior búsqueda del asesino nos cuenta tres historias diferentes con el aparente punto en común del asesinato. Lo que en un principio parece un thriller se convierte en un drama para tratar un tema universal, la confianza o más bien la falta de ella y la dificultad para alcanzarla en tres historias marcadas por actos violentos pero sobre todo por personajes con graves dificultades para conectar con los demás, la familia, el amor y la amistad se mezclan en un film que no ha gustado demasiado por su lentitud, su alargado metraje y el inesperado cambio de género que ha pillado a muchos con el pie cambiado. A mi particularmente estas películas de japoneses intentando analizar una sociedad tan compleja y llena de muros sociales y emocionales como la suya me suelen apasionar y esta vez tampoco ha sido una excepción.


La nueva película de Dennis Villeneuve estaba marcado en rojo en la agenda de la mayoría de los presentes en el Festival de San Sebastián, entre los que me incluyo, y es que los últimos trabajos del director canadiense han conseguido que haya que estar alerta a todo lo que hace y si es en su primera incursión en la ciencia ficción adaptando el relato de Ted Chiang "La historia de tu vida" más todavía.

Y puede que sea por la euforia que se ha vivido en el momento pero diría que Arrival es la verdadera triunfadora moral de este festival tras el torrente de alabanzas han caído sobre un film que enmarcado dentro de la más pura hard scifi utiliza el contacto con unas naves extraterrestres y el intento de comunicación de la humanidad a través de un equipo encabezado por la traductora Louise Banks para hablar de temas absolutamente universales como la maternidad o la comunicación en una película que no oculta su carácter intimista y dramático mientras salta de un género a otro llevando de la mano al espectador en un viaje emocional

Espectacular Johann Johannsson de nuevo en la partitura en su ya tercera colaboración con Villeneuve marcándose otro score que queda para el recuerdo a la altura de la maravilla que se marcó con Sicario. Impresionante la fotografía de Bradford Young (El año más violento) siendo capaz de dotar de una gran cantidad de matices en sus tonos a una reducidísima paleta de colores. Amy Adams realiza probablemente el mejor papel de su carrera, con tanta intensidad en sus ojos como en sus silencios y sus gestos, diciéndolo todo sin pronunciar apenas palabra, si hubiera justicia debería ser candidata a todo premio de interpretación femenina que se conceda este año. Y por último Villeneuve demostrando una vez más que probablemente sea uno de los tres mejores directores de la actualidad, adoptando el punto de vista más adecuado en cada momento para que nos sintamos parte integrante de la historia, y cuando llega el giro, ayyy cuando llega el giro, eso mejor no comentarlo, porque esa sensación mejor guardársela para uno mismo y revivirla cada vez que la recuerda. Arrival es una de esas películas imprescindibles del año cinéfilo, de la que recordaremos cuando hablemos de lo mejor de 2016 y la demostración de que si en alguien se podía confiar para un proyecto tan arriesgado como Blade Runner 2 no había mejor opción que Villeneuve.


Los exteriores del Teatro Principal estaban llenos de comentarios sobre lo visto anteriormente pero no se podía perder demasiado tiempo porque tocaba ver la película de clausura del festival The Odissey.
El biopic de Cousteau si bien es valiente a la hora de no ocultar los claroscuros de la historia del explorador francés, no logra impactar del todo en parte debido a su estructura más propia de un telefilm que de una gran producción, sus imágenes bellísimas y su cuidada imagen no son suficiente para remediar el poco poso que te acaba dejando una historia que debería ser completamente fascinante y que aquí no pasa de ser un bonito documental de la naturaleza con algunos apuntes interesantes sobre la vida sobre Cousteau presentados en forma de datos sin apenas conexión emocional con lo que nos están contando. Probablemente el hecho de verla tras la maravilla anterior tampoco ha ayudado porque aunque se intente evitar, la cabeza todavía dándole vueltas a la obra de Villeneuve.


La noche donostiarra todavía reservaba muchas y grandes experiencias para los asistentes a este festival, pero eso como se suele decir, ya es otra historia.

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