sábado, 17 de junio de 2017

Clash

Clash. Título original: Eshtebak

Director: Mohamed Diab

Actores: Hani Adel, Nelly Karim, El Sebaii Mohamed, Ahmed Abdelhamid Hefny, Mohamed Abdel Azim, Tarek Abdel Aziz, Ahmed Malek, Ahmed Dash, Husni Sheta.

Guión: Khaled Led Diab, Mohamed Diab

Productores: Jamal al Dabbous, Daniel Ziskind, Mohamed Hefzy, Eric Lagesse, Moez Massoud

Montaje: Ahmed Hafez

Fotografía: Ahmed Gabr

Música: Khaled Dagher

Producción: Pyramide International, Arte France Cinema, Sampek Productions, Acamedia Pictures


Vietnam, la Guerra Civil española, las dos Guerras Mundiales ... los conflictos bélicos siempre han tenido importancia en el séptimo arte, pero tal vez por su cercanía, la primavera árabe no ha sido apenas explorado aún en el celuloide, Clash, es uno de los primeros acercamiento a estas revoluciones que acabaron convirtiéndose prácticamente en guerras civiles.

Su director, Mohamed Diab, ha intervenido de manera activa en todo el proceso vivido por Egipto tras el derrocamiento de Hosni Mubarak y la posterior elección de Mohamed Morsi. Es por ello que Clash da esa sensación de cercanía que ya nos anuncia su acertada eslogan "Parece real porque es real", y es que adoptando un tono claramente documental, la mayor parte de su metraje podría pasar perfectamente por imágenes reales del conflicto.

Sin embargo Diab aprovecha el tiempo que ha pasado para reposar su película y no centrarse en el carácter bélico o político de la situación, si no en aspectos mucho más humanos, para ello utiliza (con asombrosa efectividad) el interior de un furgón policial, en el que conviven a la fuerza miembros de diferentes ideologías y religiones y se ven forzados a crear una pequeña comunidad de entendimiento que no existe en exterior que continuamente se empeña en devolverles a su dura realidad.


La asombrosa naturalidad de un elenco de actores sin fisuras, que parecen salidos de cualquier manifestación en el centro de El Cairo, consiguen dar una sensación de verosimilitud asombrosa a todo lo que ocurre. El film oscila desde la violencia hasta la crítica social, con dos momentos especialmente brillantes, una secuencia cómica implementada de manera inteligentísima, capaz de hacernos soltar todo el estrés acumulado pero que no supone más que la calma antes de la tempestad, y sobre todo la magistral secuencia del ataque al furgón con los punteros verdes, una escena cargada de miedo, tensión y rabia, que provoca al espectador unas cotas de claustrofobia y adrenalina poco vistas en el cine en los últimos tiempos.

Pero eso son solo dos ejemplos del virtuosismo de Diab con la cámara, que no utiliza el espacio cerrado para demostrar el evidente dominio que tiene de la cámara, si no que lo hace necesario para contar la historia que quiere narrar y provocando en el espectador la sensación de desesperación y desesperanza de la sociedad egipcia. Clash no para de mostrarnos esta sensación continua de derrota, desde el francotirador que parece sacado de la obra magna del cine bélico de Kubrick, hasta ese tres en raya que nos recuerda que en algunos Juegos de Guerra el único movimiento posible para ganar es no jugar.


Clash es una película tan sobresaliente desde el punto de vista cinematográfico como necesaria desde el punto de vista de divulgación de una situación aún no resuelta y que parece no importarle ya a nadie. Un grito de la sociedad egipcia hacia el exterior cuando parece que no hay futuro a través de la mirada de un director espectacularmente dotado tanto en el uso de la cámara como en la narración. No solo os gustará, si no que es una de esas películas que deberíais ver.

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