domingo, 1 de junio de 2014

Nocturna 2014: The Raid 2: Berandal

The Raid 2: Berandal

Director: Gareth Evans.

Actores: Iko Uwais, Arifin Putra, Tio Pakusodewo, Oka Antara, Alex Abbad, Yayan Ruhian.

Guión: Gareth Evans.

Productores: Nate Bolotin, Ario Sagantoro y Aram Tertzakian.

Montaje: Gareth Evans.

Fotografía: Matt Flannery y Dimas Iman Subhono.

Música: Aria Prayogi, Joseph Trapanese y Fajar Yuskemal.

Producción: PT. Merantau Films y XYZ Films.


En 2011 Gareth Evans sorprendía al mundo del cine con The Raid, una cinta indonesia que sin apenas promoción y gracias al boca a boca se hizo famosa en todo el mundo por recuperar un cine de acción y de artes marciales más propio de las décadas de los 80 y 90 que de la actualidad, sin utilizar ningún tipo de CGI y con un predominio de la acción puramente física y un alto grado de violencia en sus escenas.

Es por ello que se esperaba con gran interés ésta segunda parte y más cuando las primeras críticas la situaban por encima del nivel de la primera e incluso alguna la encumbraba como la mejor película de acción de los últimos tiempos.




A veces más es menos y menos es más


Desde el comienzo de la película queda claro que Gareth Evans pretende dar un paso adelante en el terreno narrativo frente a la presunta simpleza de la que algunos acusaban a la trama de la primera parte (aunque para mi es uno de sus grandes aciertos), dónde con apenas diez minutos de presentación del film ya nos introducía en acción en el interior del ya famoso bloque de viviendas. En ésta ocasión el director se toma su tiempo para plantearnos una historia de venganza, lucha entre clanes rivales y dramas familiares, pero esta mayor ambición narrativa sin duda no logra un mejor resultado, así el primer tercio de sus excesivos 150 minutos se hace eterno, es curioso ver como se desaprovecha un escenario tan sugerente y que podía dar tanto de sí como es la prisión (pese a su excelente escena en el barro) para realizar una elipsis temporal de dos años cuando luego existen multitud de escenas que podrían eliminarse perfectamente del metraje sin notar apenas diferencia en el resultado final del film.




Es la pretensión de mayor carga dramática la que lastra la mayor parte de la película, todo lo que fluía de manera natural en la primera parte aquí avanza a trompicones, con una lucha entre clanes apenas explicada, un enfrentamiento padre - hijo de lo más rutinario e incluso un drama familiar de un personaje secundario (Yayan Ruhian), que pese a ser muy querido por su actuación en la anterior entrega no tiene ningún tipo de sentido ni significado para el desarrollo de la historia.

En el terreno de la acción es innegable el buen hacer de Evans a la hora de filmar combates aunque personalmente prefería el estilo limpio y claro de The Raid a la cámara en mano temblorosa y los falsos planos secuencias de Berandal pero esto ya se trata de un gusto personal, sobre las coreografías ni un solo pero, impecables y espectaculares, incluyendo ésta vez una persecución en coche que sube los niveles de adrenalina al máximo. Pero pese al reconocimiento de la calidad de la acción en ésta segunda parte también le encuentro errores y de nuevo tengo que utilizar su película predecesora para subrayarlos, ya que aunque sea un tipo de cine al que se le permite ciertas licencias en aras de la espectacularidad, siempre debe existir un mínimo de credibilidad, y el hecho de que una banda criminal decida dar un golpe contra el clan rival sin utilizar apenas armas de fuego me parece cuanto menos sorprendente y ya que los dos principales matones de la banda utilicen un bate de beisbol y unos martillos como armas principales hace que me salga por completo de la película, que es cierto que consigue un par de escenas de lucha muy espectaculares, pero no hay por dónde cogerlo, esto se solucionaba en la película anterior debido a la excusa argumental del escenario, un edificio cerrado en el que tienen una munición limitada y cuando se acaba solo tienen sus manos para defenderse, pero en un espacio abierto es algo excesivamente forzado. Además la violencia alcanza cotas un tanto grotescas, no se me entienda mal, no tengo ningún problema con la violencia gratuita en éste tipo de películas, ya que creo que forma parte del divertimento, pero pienso que hay algunos planos que no tienen ningún tipo de justificación más allá del intentar llegar un poco más allá, lo cual le quita naturalidad y toda la gracia al asunto y lo que en un principio sorprende y divierte al final se acaba convirtiendo en algo absurdo e incluso molesto.



Y por último los personajes, en primer lugar hay un intento de darle una carga dramática a Rama totalmente innecesaria, las motivaciones del protagonista oscilan desde su ya conocido idealismo en la lucha contra el crimen, pasando por la sed de venganza por la muerte de su hermano hasta el temor por la situación de su familia, sin que nunca lleguemos a saber muy bien cual de todas ellas es la que le mueve. Pero aún así es algo menor ante el principal problema del film, que es la falta de entidad de los enemigos, por una parte ni Bangun ni Bejo se acercan a los niveles de hijoputismo demostrados por el señor de la droga Tama y el teniente Wahyu, pero sobre todo se echa de menos un villano del carisma de perro loco, es cierto que el combate de la cocina nos muestra a un enemigo a la altura de Rama, y que Hammer Girl y Baseball Bat Man probablemente se acaben convirtiendo en iconos, pero al margen de sus habilidades en la lucha apenas se les ve en toda la película.

Quizás estéis pensando que estoy analizando de manera demasiado estricta una película que hay que visionar de un modo más ligero, pero os aseguro que soy perfectamente capaz de disfrutar de éste tipo de cine como demuestra por ejemplo mi predilección por The Raid o mi gusto por ese pseudoremake encubierto que fue Dredd y que puedo defender desde el producto de serie B más cutre que te puedas echar a la cara hasta la película más comercial de Hollywood si consigue el propósito de entretener, pero por una parte tal vez tenía demasiado altas mis esperanzas en ésta segunda parte (maldito Hype) después de lo que me sorprendió y gustó la primero y por otra creo que en una película de éste tipo solo hay un pecado mortal y es aburrir, y a mi durante muchos momentos The Raid 2: Berandal me aburrió.

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