martes, 11 de agosto de 2015

Requisitos para ser una persona normal

Requisitos para ser una persona normal

Director: Leticia Dolera

Actores: Leticia Dolera, Manuel Burque, Silvia Munt, Jordi Llodrá, Miki Esparbé, Alexandra Jiménez

Guión: Leticia Dolera

Productores: Axel Kuschevatzky

Montaje: David Gallart

Fotografía: Marc Gómez del Moral

Música: Luthea Salom

Producción: Corte y confección de películas, El estómago de la vaca, Telefónica Studios


Antes de la crítica en si, quiero hacer un pequeño reconocimiento, quizás suene a pelota, pero lo siento así, al cine Artistic Metropol, una pequeña sala como las de antes, donde se hacían los ya olvidados cine clubs y que a base de ganas, precios ajustados y buscar una programación diferente consigue sobrevivir en la jungla que se ha convertido la industria del cine y gracias a la cual podemos disfrutar de clásicos o películas menos comerciales que aguantan pocas semanas en las carteleras de las grandes cadenas de multicines, todo un ejemplo de pasión por el cine que ojalá siga existiendo muchos años.

Requisitos para ser una persona normal es la primera incursión en el largometraje de la actriz Leticia Dolera tras su experiencia tras las cámaras en varios cortos, para ello nos cuenta la historia de María de las Montañas, una joven que comienza a replantearse su vida a través de una serie de condiciones que ella misma se impone para ser feliz, bajo la fachada de una comedia romántica la película realiza un retrato de ese grupo de jóvenes en la frontera entre los 20 y los 30 que a día de hoy se encuentran sin un futuro claro, trabajos precarios, vuelta a casa de los padres y que bajo la montaña de redes sociales y aparatos tecnológicos son incapaces de relacionarse los unos con los otros, como ejemplo su principal punto de encuentro es una cadena de muebles como Ikea.  


Aunque en realidad, pese a que tras su visionada quede ese poso de retrato generacional, Requisitos para ser una persona normal, ES una comedia romántica, y en ese sentido absorbe la personalidad de su directora, atrevida, naif, simpática y con un toque friki nada disimulado, el film no juega a inventar nada nuevo y desde el principio muestra sus cartas y todos imaginamos lo que va a pasar, y precisamente ese es su mérito el conseguir que una historia ya vista mil veces resulte fresca y novedosa gracias a unos personajes tan entrañables como llenos de realidad.

Pero el que sin duda se come la película es Manuel Burque, interpretando a Borja, un gordito gallego tan simpático como bonachón que enseguida se introduce en el extraño mundo de María, probablemente se pueda hablar de la transformación física de Burque pero el mérito de su interpretación va mucho más allá de eso, llenando de humanidad la pantalla cada vez que aparece y con una espectacular química con Leticia Dolera.


A la actriz catalana habría que analizarla bajo tres prismas diferentes, sorprende en la dirección con su habilidad para mezclar sabiamente el romance y la comedia logrando un perfecto timing a la hora de desarrollar su historia de amor, sin llegar a cansar y producirnos esa sensación de agotamiento que se produce en algunas películas románticas cuando parece que la historia no deja de dar vueltas, y consiguiendo un tono general amable y simpático que nos mantiene con una sonrisa continua durante todo el metraje con algunos arranques de carcajadas en ciertos momentos como la a partir de ahora mítica escena del horno holandés, donde la risa, complicidad y ternura se unen bajo una manta. La suelta de globos, las lámparas de Ikea, todo el film está lleno de momentos maravillosos que descubren en Dolera una directora con una gran capacidad visual.
A la Leticia actriz evidentemente poco que descubrir a éstas alturas y más en un papel como éste hecho a su medida, con un personaje que mezcla fortaleza en su interior pese a su aspecto de pato mareado exterior, quizás si haría un pequeño reproche a la Leticia guionista que si bien construye perfectamente la historia de amor principal se queda algo coja en las tramas secundarias de su hermano y su madre, siendo buenas patas de apoyo para el viaje de la protagonista pero a las que le falta algo de entidad propia.


A destacar también la fotografía de Marc Gómez del Moral que hace de la necesidad una virtud sacando todo el partido posible a sus escasos escenarios y la exquisita música de Luthea Salom que se ajusta al film como anillo al dedo con ese toque indie a la vez que romántico.
Requisitos para ser una persona normal no intenta ser rompedora ni diferente, aunque en cierto modo lo sea, si no contar la historia de dos personas que buscan su lugar en el mundo y con los que todos podemos sentirnos realizados de algún modo, una pequeña historia de amor que consigue hacerte salir con una sonrisa del cine y que intentes buscar el lado más amable a la vida, eso a día de hoy no es poco mérito precisamente.

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