martes, 19 de enero de 2016

Mia Madre

Mia Madre

Director: Nanni Moretti

Actores: Margherita Buy, John Turturro, Giulia Lazzarini, Nanni Moretti, Beatrice Mancini

Guión: Nanni Moretti, Francesco Piccolo y Valia Santella.

Productores: Nanni Moretti, Domenico Procacci

Montaje: Clelio Benevento

Fotografía: Arnaldo Catinari

Música: Michael Giacchino

Producción: Sacher Film, Fandango, Le Pacte, Rai Cinema, Ifitalia, Arte France Cinema


Mia Madre ha supuesto el regreso de Nani Moretti a la primera plana cinematográfica, es cierto que en realidad nunca se había ido, pero sin duda el premio del jurado de Cannes así como los multiples reconocimientos que está logrando la cinta en distintos festivales y entregas de premios ha hecho que su nombre vuelva a brillar. Rápidamente las comparaciones con La habitación del hijo, otra de las grandes obras de Moretti no se han hecho esperar y si bien es cierto que comparten temática respecto a los miedos y los modos de afrontar las perdidas, tal vez sería más apropiado afirmar que una es el reverso de la otra y que ambas se complementan.

Basada en una experiencia personal, la enfermedad de la propia madre de Nanni Moretti mientras éste rodaba Habemus Papam el film sigue a Margherita (alter ego nada disimulado del propio Moretti) mientras rueda una película a la vez que se enfrenta a la enfermedad de su madre, por si ésto no fuera poco a ello se suman un rodaje complicado con una gran estrella de Hollywood, su hija adolescente y un hermano prácticamente perfecto con el que es imposible competir.

Y es que Mia Madre es una película que contiene mucho más de lo que pudiera parecer en un primer lugar ya que a la habitual maestría de Moretti a la hora de dirigir un drama se suma en ésta ocasión una comedia ácida pero a la vez brillante capitaneada por un John Turturro estelar, capaz de llenar la pantalla en cada aparición. Sin embargo esta extraña mezcla de géneros lejos de ser contraproducente consigue que ambas partes se potencien con un perfecto contrapunto entre el drama de Margherita y la comedia de Barry Huggins, impulsando el uno al otro y haciendo que finalmente se mezclen, dando un tono amable al drama y agridulce a la comedia, sin perder de vista las continuas puyas que Moretti aprovecha para lanzar sobre su profesión como cineasta cada vez que puede.


Nanni Moretti se muestra en estado de gracia en la dirección, dotando a cada escena de una elegancia y suavidad pasmosa, su clasicismo a la hora de rodar luce en ésta ocasión más que nunca gracias a la elegancia de sus planos y transiciones, sin estridencias y con suavidad la cámara acompaña en todo momento a los protagonistas sin inmiscuirse en su terreno pero sin alejarse de ellos en ningún momento, con cautela pero con firmeza en los momentos más duros y desatándose en los más divertidos. Pero si hay algo que destaca más aún en el italiano es su capacidad como director de actores, es imposible encontrar un solo actor o actriz que no luzca en su film, desde la protagonista principal hasta la maquilladora que baila con Turturro o los papeles más pequeños, todos desprenden una maravillosa naturalidad.

Pero sin duda todos los hálagos y bien merecidos se dirigen a la pareja protagonista, en primer lugar un sorprendente John Turturro que domina la comedia en cada aparición pero capaz también de darle un toque de humanidad a su personaje para que no se convierta en un bufón y sobre todo la maravillosa Margherita Buy, absolutamente inmensa en un papel con muchos más matices de los que pudiera parecer en el que navega entre su inestabilidad emocional reflejada en su caótico rodaje, el sentimiento de culpa a no estar a la altura de lo que su familia espera de ella y sus miedos personales reflejados en los momentos más oníricos de la cinta. No hay un solo plano en el que Margherita Buy no nos muestre esa lucha continua de su interior, ya sea con una risa ahogada en sollozo o con una mirada triste pero contenida siempre nos mantenemos junto a ella porque es imposible no querer acompañarla en su viaje.


El cine de Moretti no engaña a nadie y pese a que en ésta ocasión la comedia ayude a rebajar el tono nos encontramos de nuevo ante una historia en apariencia pequeña pero que traspasa la pantalla y nos toca en nuestro interior, tremendamente inteligente y conmovedora, huye de los convencionalismos y la lágrima fácil pero nos emociona gracias a sus grandes interpretaciones dejando al espectador mucho en que pensar. Tierno, divertido, triste, reflexivo, sin ninguna duda ha vuelto el mejor Moretti.

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