sábado, 27 de febrero de 2016

Deadpool

Deadpool

Director: Tim Miller

Actores: Ryan Reynolds, Morena Baccarin, TJ Miller, Ed Skrein, Stefan Kapicic (voz), Brianna Hildebrand.

Guión: Rhett Reese, Paul Wernick. Basado en el personaje de Rob Liefeld y Fabián Nicieza.

Productores: Simon Kinberg, Ryan Reynolds, Lauren Shuler Donner.

Montaje: Julian Clarke

Fotografía: Ken Seng

Música: Junkie XL

Producción: Marvel Entertainment, Twentieth Century Fox, TSG Entertaiment, Kinberg Genre, Donners' Company


Deadpool ha supuesto una auténtica revolución para el cine de superheroes y ha demostrado la importancia de la campaña de promoción previa de un film y de la implicación de una estrella en ella. Basada en un personaje desconocido para el gran público, con un director novato, una aparición anterior del personaje en otro film vapuleada por los fans y con un actor que venía de fracasar en su anterior intento de interpretar a un superhéroe, Deadpool ha arrasado en taquilla convirtiéndose no solo en el mejor estreno con calificación R de la historia, si no en el mayor éxito para la Fox y su factoría de X Men tras la floja Días del Futuro Pasado y el sonoro fracaso que supuso Los 4 Fantásticos.

Encontrar las razones de éste inesperado éxito por supuesto no son fáciles pero si hay varios factores que se aprecian a primera vista, en primer lugar el gusto de los espectadores por películas de superhéroes más desenfadadas y gamberras como ya adelantó el también inesperado éxito de Guardianes de la Galaxia, en segundo la agresiva y divertidísima campaña de marketing de Deadpool, con su protagonista completamente volcado en ella, convirtiendo su estreno en un acontecimiento que el espectador no se debía perder y por último la valentía del estudio y equipo del film de realizar una película calificada R, cargada de violencia física y verbal, demostrando que pese a llegar a un público más limitado también pueden triunfar en taquilla.

Pero si hay que buscar una razón para el éxito de Deadpool sin duda hay que citar el nombre de Ryan Reynolds en mayúsculas, en probablemente una de sus últimas opciones de relanzar una carrera que nunca ha acabado de despegar del todo. Reynolds pese a los tropezones interpretando al mismo Deadpool en X Men Orígenes: Lobezno y en su papel de Hal Jordan en la fallida Linterna Verde, ha luchado durante años para ser capaz de levantar el proyecto de una película individual para el superhéroe bocazas, realizando un vídeo de prueba que arrasó entre los fans y golpeando la puerta de los productores una vez tras otra hasta convencerles de que la película era posible. Y visto el resultado, sin duda podemos decir que Reynolds ha nacido para ser Deadpool.


Y sin embargo, pese a todas éstas alabanzas hemos de decir que no es una película acertada, ello no quiere decir que no sea disfrutable, que lo es y mucho, sin embargo y aunque el film juegue ya desde los créditos del comienzo a adelantarnos sus propias limitaciones, éstas por algunos momentos consiguen ocultar todo lo bueno que tiene el film.

Deadpool basicamente funciona cuando se dedica a provocar, a ser gamberra, cuando su protagonista asesina con altas dosis de violencia mientras cuenta chistes y rompe la cuarta pared solicitando la complicidad del espectador, algo que logra desde el primer minuto, sin embargo, ésto que podría ser suficiente para un personaje secundario que sin duda se convertiría en el auténtica robaescenas del film, se queda corto en una película en la que es el protagonista absoluto y lo que se cuenta es su historia. Es en ese momento, en el que la película quiere contar algo cuando el film se vuelve excesivamente rutinario, porque pese a que se intenta emascararlo con un montaje desordenado estamos de nuevo ante un relato de orígenes. 

Porque el show de Deadpool deja a los secundarios en simple alivio cómico, villano intrascendentes y compañeros mutantes sin apenas identidad o porque la historia de amor lastra por momentos el ritmo de un film que en sus escenas de acción y humor lleva una velocidad endiablada.


Podríamos decir que es tal el éxito de Deadpool como protagonista principal que eclipsa de tal manera al resto hasta hacerlos naufragar, sin embargo el film es tan consciente de sus propias limitaciones y las abraza de tal manera que es imposible no quererlo. Morena Baccarin es un absoluto acierto, consiguiendo que un personaje que en otras manos hubiera acabado convirtiéndose en un interés amoroso del protagonista sin ningún tipo de entidad sea un personaje con tanta gracia y mala leche como el propio Wade Wilson. El guión no escatima en humor macarra y de brocha gorda, desde penetraciones anales a nuestro protagonista (y más de una), chistes a costa de una invidente o constantes ataques a la franquicia X Men en general y a Hugh Jackman en particular.

El ritmo del film es tan frenético y su humor es tan acertado que se le perdona todo, incluso la evidente falta de presupuesto en sus escenas de acción, porque las risas y la diversión es prácticamente continua, pero dicho ésto, una vez conseguido trasladar a la gran pantalla la esencia del personaje (y no era fácil), ahora hace falta una historia digna de él, esperamos la auténtica Chimichanga en Deadpool 2 (y por cierto espectadores amantes del cine de los ochenta, no os perdáis la escena postcreditos).

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