sábado, 15 de octubre de 2016

Sitges 2016: Día 8

Últimos días del festival y tras sobrevivir a las inundaciones de Sitges de la noche anterior tocaba uno de esos días en los que había que seguir encajando piezas del puzle y recuperar películas que se habían escapado en la ruleta rusa de las reservas mañaneras, esto evidentemente ha hecho que haya que descartar otras que ya no se podrán recuperar, pero a estas alturas de festival ya hay que empezar a tomar decisiones. Sobre si el sistema de reservas para prensa es el más adecuado habría mucho que hablar, pero si que es cierto que da algo de pena saber que mucha gente se queda sin poder entrar y una vez dentro de la sala ver butacas vacías y no una ni dos precisamente, en fin.
Mucha gente recorriendo las calles de Sitges café en mano esta mañana y es que Nicolas Winding Refn se ha ganado una legión de seguidores durante estos años, particularmente en Drive, el único título que he visto del danés, pese a apreciar un buen noir su particular estilo me saca de la película.

The Neon Demon es un Showgirls trasladado al mundo de la moda, pero sin el talento y la mala baba de Verhoeven. Ya desde el vídeo de presentación enviado por Winding Refn el director deja las cosas muy claras, la belleza no lo es todo, es lo único (frase repetida por uno de sus personajes), y con ese dogma la película va a muerte de principio a fin, y dentro de lo que cabe puedo apreciar muchas virtudes y aciertos en esa apuesta de lo visual por encima de todo, es más, reconozco que probablemente el problema es mío, porque no entro en ningún momento en el plan trazado por Winding Refn, lo que habría que pensar es si el danés busca que alguien más entre en su cine o simplemente se dedica al onanismo cinematográfico, cosa que también podría ser defendible incluso oye.

The Neon Demon lo sacrifica todo en busca de la belleza, a los ya habituales silencios innecesarios de Refn unimos en esta ocasión unos personajes vacuos, unas situaciones absurdamente artificiales, un guión prácticamente inexistentes y una metáforas tan obvias como ridículas. En el mundo de Refn no es que se sacrifique el fondo para glorificar a la forma, es que todo lo que va más allá de lo estético resulta innecesario e incluso molesto, si ese es el tipo de cine que te gusta a por ello pero yo en esta parada no me vuelvo a bajar.


Y en otra de mis habituales en los festivales, despiste de hora y carrerón para llegar a Retiro antes de que comenzara la película y mira el calentamiento me vino bien, porque Hardcore Henry es eso, adrenalina pura y dura. Con cámara subjetiva imitando los First Person Shooters, hay que reconocer que el efecto está tan conseguido que a los pocos minutos ya estás inmerso en la aventura como si fueras el propio Henry, a partir de aquí solo queda disfrutar de la acción y el gore. Con evidentes altibajos porque hay varios momentos en los que se acaba haciendo repetitiva, a la película le falta una historia que acompañe a su virtuosismo técnico, es cierto que probablemente sus creadores ni siquiera la buscaban y solo querían ofrecer un nuevo punto de vista de hacer cine, en ese sentido objetivo cumplido, y que demonios, me lo he pasado bien, no tanto como los gamers que han salido en pleno orgasmo, pero me lo he pasado bien, eso si, no le veo demasiado sentido a ver esta película en otro sitio que no sea el cine con la pantalla más grande posible y el mejor sonido que se pueda.


Seong Hun Kim volvía a Sitges dos años después de arrasar con A Hard Day, la que a día de hoy sigo pensando que es la película que más he disfrutado en este festival.
Como el propio director ha indicado en su presentación del film, todo ha cambiado mucho en este tiempo, si entonces viajaba en turista ahora lo hace en Primera Clase. si entonces sorprendía con una película totalmente inesperada, ahora triunfa con una de esas películas creadas para tener éxito.

Y es que en ese sentido Tunnel es un caballo ganador, drama de supervivencia, en el que un hombre quedará atrapado en un túnel mientras los esfuerzos por rescatarle no acaban de funcionar. En el sentido más convencional la cinta es un drama de catástrofes como los de antes, esforzándose por que conectemos con nuestro protagonista, suframos por su destino y nos emocionemos, pero aún así Hun Kim se reserva también pequeños momentos para dejar su sello personal, como esas gotas de humor en los momentos más inesperados, o la velada crítica contra el sistema político o la prensa surcoreana.

La película evidentemente está llena de trampas y de momentos facilones, pero funciona con tal precisión que se le perdona todo y es que el Auditori estaba con los ojos como platos y las uñas sobre las butacas esperando el desenlace. Hun Kim demuestra así tablas y versatilidad en el cine más comercial y sobre todo que estamos ante un gran director con un enorme futuro por delante.


Tocaba documental, la gran apuesta que he hecho este año por encima de los cortos de otros años, y ahora me voy a poner serio, en serio, en serio, si os consideráis amantes del cine tenéis que ver Creature Designers: The Frankenstein Complex. Y es que se desprende tanto amor al séptimo arte en este documental que no puedes más que salir enamorado de él, gente como Guillermo del Toro, Joe Dante, Kevin Smith, John Landis, recordando la importancia de esos artesanos, esos creadores de criaturas que pueblan nuestros sueños y pesadillas, el imaginario colectivo del cinéfilo.
Escuchar a tipos como Rick Baker, Phil Tippet o Greg Nicotero sobre su trabajo hace que te quedes embobado mirando la pantalla pero además es una clase práctica de cine, con anécdotas y explicaciones sobre su labor en muchas películas y una explicación tan didáctica como aclaratoria de la evolución de los efectos especiales desde el simple maquillaje hasta el Motion Capture actual pasando por las prótesis de goma, muñecos y marionetas, animatronicas, CGI, etc ...

Silencio sepulcral y reverencial en la sala durante su visionado solo cortado por las risas de algunas anécdotas y aplausos hasta que nos dolían las manos al terminar de verla, no me voy a poner pesado, pero en serio, lo tenéis que ver, el documental del festival sin duda.


Cerraba mi penúltimo día en Sitges con Raw (Grave) la película polémica de los últimos tiempos tras hablarse de desmayos en Sundance durante su visionado y una vez vista puedo decir que o bien esto es fruto de una campaña publicitaria de la distribuidora (no sería la primera vez ni la última) o cada día nos la cogemos más con papel de fumar, porque Raw ni tiene ninguna imagen explicita demasiado fuerte que no hayamos visto ya cientos de veces en el cine, ni tiene ningún tipo de violencia psicológica que pueda inducir a semejante reacción.

Raw esconde bajo su apariencia caníbal la típica historia de despertar sexual, de paso a la madurez, el coming of age que dicen los norteamericanos. Y precisamente cuando mejor funciona es cuando muestra las dificultades de la protagonista a crecer, a adaptarse a su nuevo lugar y su nuevo rol, son estos dos primeros tercios del film, los que tratan sobre la dificultad de controlar los impulsos naturales para ser aceptados en la nueva sociedad a la que se pertenece (una universidad con unas fiestas como nunca nadie hubiéramos imaginado, que pérdida de tiempo fue nuestro periódo universitario por lo visto) los más interesantes, sin embargo el film naufraga al intentar incorporar un elemento fantástico que nunca llega a funcionar más allá de una escena final mucho menos impactante de lo que prometían y un giro argumental que se veía venir a la legua a los quince minutos.
Siendo curiosa y sin poder sacarle demasiadas pegas se olvidará rápidamente una vez que pase el revuelo mediático de los desmayos porque es un film que sin fallos aparentes tampoco aporta demasiado. Sobre un tema parecido me resultó mucho más interesante y recomendable el film Somos lo que somos por si alguien se ha quedado con ganas de más.



Crónicas anteriores:

Día 1
Día 2
Día 3
Día 4
Día 5
Día 6

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