viernes, 2 de diciembre de 2016

El editor de libros

El editor de libros. Título original: Genius

Director: Michael Grandage

Actores: Colin Firth, Jude Law, Nicole Kidman, Laura Linney, Guy Pearce, Dominic West

Guión: John Logan (Basado en el libro de A. Scott Berg)

Productores: James Bierman, Michael Grandage, John Logan

Montaje: Chris Dickens

Fotografía: Ben Davis

Música: Adam Cork

Producción: Pinewood Pictures, Riverstone Pictures, Michael Grandage Company, Desert Wolf Productions


El Editor de libros se engloba en ese tipo de películas que adopta por completo la personalidad de su protagonista, de tal modo que lo que parecía el biopic de Max Perkins, editor de libros, acaba siendo devorado durante gran parte de su metraje por la historia de Thomas Wolfe, uno de los escritores con los que trabajó, es la relación entre ambos el eje principal de la película. ¿Es este cambio del argumento aparente negativo para el film?, todo lo contrario, y es que el film nos ofrece la historia de dos personajes tan atrayentes como diferentes pero a la vez complementarios.

Basada en el libro Max Perkins: Editor of Genius, el film comienza en el momento en que Perkins y Wolfe se conocen y desde el primer instante la película juega a mostrarnos el contraste entre ambos personajes, con una importante trayectoria a sus espaldas el editor, novato y lleno de esperanzas el escritor, Perkins es escrupuloso, ordenado y silencioso mientras Wolfe es caótico, imprevisible, un torrente de emociones incontenible y sin embargo, pese a sus caracteres completamente antagónicos ambos personajes forman una relación de trabajo que se acaba transformando en amistad y en historia de la literatura.

Es bien conocida la dificultad de trasladar a la gran pantalla la creación literaria, un proceso eminentemente intelectual casi imposible de plasmar en imágenes, es por ello que Michael Grandage, en su primera película como director apuesta más por mostrar los sentimientos de escritor y editor más que el propio momento de la creación literaria.



Michael Grandage aprovecha su experiencia en el mundo del teatro y realiza una dirección clásica, sin ningún tipo de artificio, dejando que sean la historia y los personajes los que lleven la voz cantante y aprovechándose de la estupenda recreación del primer tercio del S.XX que nos traslada por completo a la época de los hechos.

Si en algo ha sido inteligente Grandage ha sido en saber rodearse de grandes actores, desde los más secundarios como Dominic West o Guy Pearce hasta los personajes femeninos con algo menos de protagonismo pero que logran destacar gracias a las interpretaciones de Nicole Kidman y Laura Linney.

Pero evidentemente el plato fuerte son los dos protagonistas, que al igual que sus personajes realizan dos interpretaciones totalmente antagónicas, contenida y llena de matices la de Colin Firth, repleta de detalles y gestos que van dando forma a su personaje sin necesidad de palabras, mientras Jude Law es un torbellino de emociones, lleno de fuerza, muestra la "locura" creadora de Thomas Wolfe, una especie de estrella del rock de la literatura que ansiaba tanto el éxito como temía el fracaso. Ambos actores están soberbios y cada escena que comparten se convierte en una auténtica batalla entre ambos, si es cómica Firth tira de cinismo y acidez mientras Law se deja llevar por el histrionismo, cuando llegamos al drama Firth se muestra sensible a la vez que cerebral mientras Law no puede contener el torrente de emociones en el que vive. Es una verdadera delicia ver el trabajo de ambos actores y como se complementan el uno al otro para crecer en sus diferencias.

Como anécdota habría que decir que la mayoría de actores son británicos, tanto Firth como Lawe, Pearce o West, es por tanto una maravilla observar el esfuerzo que realizan para conseguir un perfecto acento americano, una razón más para verla en V.O y apreciar el trabajo de estos actores en todo su esplendor.



El editor de libros al igual que su personaje principal no tiene afán de grandeza, pese a que sus personajes formen parte de la historia de la literatura, no quiere impresionarnos recordando la importancia de estas figuras en su campo, no, el film desde el principio apunta al corazón del espectador y de los personajes, da más importancia a la emoción que logran editor y escritor cuando encuentran la frase perfecta para definir el comienzo de una historia de amor que al significado de la propia obra en sí dentro del mundo de la literatura. Es una película que hace reír, emociona y maravilla a los amantes de la literatura, enorme dentro de su aparente simpleza, una de esas pequeñas joyas que pueden pasar desapercibidas, pero que cuando acabas de ver te deja con un estado de enorme satisfacción (y ganas de comprar la biografía de Perkins y alguna obra de Wolfe).

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