lunes, 3 de abril de 2017

Ghost in the Shell: El alma de la máquina

Ghost in the Shell: El alma de la máquina. Título original: Ghost in the Shell

Director: Rupert Sanders

Actores: Scarlett Johansson, Pilou Asbaek, Takeshi Kitano, Juliette Binoche, Michael Pitt

Guión: Jamie Moss, William Wheeler, Ehren Kruger (Basado en el cómic de Masamune Shirow)

Productores: Avi Arad, Michael Costigan, Steven Paul

Montaje: Billy Rich, Neil Smith

Fotografía: Jess Hall

Música: Clint Mansell, Lorne Balfe

Producción: Dreamworks, Paramount Pictures


Hay que reconocer que Ghost in the Shell partía en la línea de salida con varios motivos de los que desconfiar, por un lado los amantes del anime de Mamoru Oshii y del comic de Masamune Shirow inevitablemente iban a comparar el film con sus antecesores (y eso es una comparación muy arriesgada y puede que a priori incluso injusta). Pero lo que dejaba más dudas aún era el apartado técnico elegido para llevar a cabo esta traslación, con un director como Rupert Sanders tan impersonal como efectistas, que en su única experiencia anterior Blancanieves y la leyenda del cazador no dejó muy buen sabor de boca precisamente, y un equipo de guionistas cuanto menos dudoso por llamarlo de algún modo. Así hay que reconocer que la primera aproximación a la película era con cierto recelo.

He de confesar que gustándome la versión de Oshii nunca he pertenecido a su numeroso club de fans, y sin embargo, ante el destrozo que se ha perpetrado en la versión americana, solo puedo recordar con cariño ese anime.

Y es que cuando se intenta construir algo con unos cimientos tan pobres es normal que el invento se te venga abajo a la más mínima brisa, por que una vez pasado el asombro inicial de ver trasladado el anime a acción real, descubres que este Ghost in the Shell se queda en un bonito envoltorio sin nada en su interior.



Plagado de escenas calcadas del anime y la serie, el film sin embargo rebaja casi hasta la mínima expresión el existencialismo y la profunda carga filosófica que es la verdadera seña de identidad de Ghost in the Shell para convertirla en una película de acción totalmente genérica que nos parece haber visto ya mil veces. Dejando de lado la reflexión sobre la dualidad y simbiosis entre hombre y máquina el film prefiere apostar por una historia centrada en la mayor, con la típica corporación comercial malvada y el enigma del pasado de nuestra protagonista (que de nuevo suena a ya visto).

Al mediocre guión hay que sumarle una puesta en escena de Rupert Sanders que más allá de las escenas calcadas del anime es absolutamente fría e impersonal, sin un solo instante que deje una marca de personalidad propia, y con unas setpieces de acción que más allá del aspecto visual (recalquemos de nuevo, calcado de sus antecesores), son torpes en su coreografía y confusas en su ejecución.

Lo más salvable se halla en su reparto, con una Scarlett Johansson que clava a la perfección su papel y que claramente merecía una película más atinada en tono y forma, Pilou Asbaek sorprende gratamente mientras el guión se lo permite (y es que se olvida completamente de su personaje en el último tercio) y Takeshi Kitano y Juliette Binoche le dan un toque de altura al film con su presencia, poco esforzada pero siempre agradecida. Sobre Michael Pitt no se debería hacer demasiada sangre y es que el papel no daba para más.



La primera impresión tras ver Ghost in the Shell es que siendo una tontada por lo menos no aburre, sin embargo, en cuanto uno se para a pensarla un poco te das cuenta del profundo desastre de un film que tira a la basura un potencial enorme y se queda reducido al recuerdo y mayor engrandecimiento de su antecesora animada. Y es que poner semejante material en unas manos tan torpes y poco experimentadas solo puede tener un resultado: una enorme oportunidad perdida para acercar el anime al cine de acción real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario