sábado, 6 de octubre de 2018

Sitges 2018: Día 2

Hay que reconocer que se hace extraño eso de no oir el despertador a las 06:55, encender el portátil en tiempo récord y prepararse para reservar sesiones al día siguiente con la adrenalina a tope y el dedo machacando el F5. Si al final los festivaleros vamos a ser un poco masoquistas.
La sombra de la ley es una de las grandes apuestas de Atresmedia cine para este año, y es que a priori el proyecto no puede parecer más atractivo, desde el primer trailer esa Barcelona de los años 20 plagada de gangsters y comunistas con un aspecto visual sobresaliente evidentemente atrae la atención del espectador, si a eso le sumamos los nombres ilustres que figuran en su reparto y un director en alza como Dani de la Torre tras su éxito con El desconocido, no podía haber más ganas.
Y a decir verdad la película tiene un comienzo prometedor, tras el robo de unas armas militares comenzamos a conocer los distintos bandos de la película, por un lado la brigada policial con uno excelente Vicente Romero y Ernesto Alterio, calculador el primero y cabronazo sin escrúpulos el segundo bordan sus personajes, a ellos se suma un policía llegado desde Madrid, Luis Tosar, que se echa todo el peso del film a la espalda dibujando un antiheroe que si bien no pasará a la historia de sus mejores papeles tampoco desmerece, porque Tosar no es capaz de actuar mal ni aunque lo intente. En otro vértice se encuentra un club comandado por un maravilloso Manolo Solo al que para mi gusto habría que encumbrar desde ya como uno de los mejores actores del panorama español actual. El triangulo lo cierra un sindicato de obreros que cada vez se acerca más a la lucha armada comunista.
Es ese primer tercio en el que se ponen los papeles sobre la mesa donde más destaca el film, gracias a su sobresaliente factura técnica y el buen hacer de los interpretes, sin embargo con el paso de los minutos La sombra de la ley intenta abarcar demasiados temas y lo peor es que lo hace tirando de clichés cinematográficos, así cualquier espectador minimamente avezado adivina con facilidad el paso siguiente, esto provoca un bajón de ritmo más que evidente en el film que hace que se noten y de qué manera su alargadísimo metraje. La cámara excesivamente protagonista de Dani de la Torre tampoco ayuda, más pendiente de demostrar su dominio técnico que de encontrar el mejor modo de narrar la historia.
La sensación final es de oportunidad perdida y es que creo que a todos nos encantaría que este tipo de cine tuviera su sitio en España, pero para ello primero hay que hacer buenos productos que lo hagan atractivo al público y en este caso y por mucho que duela la película no pasa del bien raspadito.


Llegaba después otra gran apuesta televisiva, aunque desde otra vertiente, con uno de los estrenos punteros de Netflix, más esperada aún era la espera para los espectadores de Sitges y es que Apostle es la nueva película de uno de los niños mimados del festival, el director Gareth Evans. 
La película se enmarca dentro del género de sectas, muy habitual en el festival, en este caso trata sobre un hombre que perdió la fe y tiene que liberar a su hermana secuestrada por una secta en una extraña isla. Evans se lo toma con tranquilidad y dedica dos tercios largos a mostrarnos como funciona la secta y todos los secretos que esconde la isla, creando un ambiente malrollero y un increscendo constante que a mi particularmente me ha funcionado muy bien pero parece que ha dejado a unos cuantos fuera de su apuesta. A partir de ahí el clímax con explosiones de violencia tipo Evans por supuesto y reflexiones sobre fe, religión y el hombre. Sin ser lo más destacado del director me parece una obra notable para los amantes del terror más psicológico y recordar, meterse con la pachamama nunca es buena idea.


Tocaba maratón de tarde de nuevo en Tramuntana, que comenzaba con American Animals, que nada más comenzar ya avisa de sus intenciones, no es que esté basado en hechos reales, si no que son hechos reales. La película recrea el atraco de cuatro estudiantes a una biblioteca para robar un valioso libro, el film mezcla ficción y entrevistas con los protagonistas reales y juega con sus diferentes recuerdos y puntos de vista. Lo que comienza como una comedia juvenil va derivando en una película de atracos hasta llegar a una reflexión sobre la culpa. Sin llegar a ser sobresaliente muy interesante por su rareza este viaje de Todo en un día a Crimen y castigo.


Y se iba a liar a lo grande en Tramuntana, a The night come for us se le tenía muchas ganas, principalmente por ser la nueva película de Iko Kuwais, un especialista en las películas de acción y artes marciales, pero no sabíamos lo que nos esperaba y es que la película de Timo Tjahjanto ha puesto patas arriba la sala como pocas veces se ha visto, tirando de combates espectaculares y violencia extrema el film no da un solo respiro y ofrece casi dos horas de disfrute continuo para los amantes de este tipo de cine. La primera comparación que se viene a la cabeza es The Raid por el propio Kuwais, pero en The night come for us hay también mucho Woo e incluso un poquito de Johnnie To. La mejor película de acción que he visto desde hace muchos años y una maravilla que no os podéis perder, los gritos de dolor de toda la audiencia y la ovación final de la sala hablan por sí solos.


Y si pensábamos que eso era inigualable ha llegado el sorpresón, y eso que One cut of the dead ya venía con una fama ganada como película festivalera. Los simpatiquisimos miembros del reparto que han presentado la película ya han puesto al público en situación, pero lo que pocos esperábamos era una comedia tan fresca e hilarante que ha hecho estallar al público en carcajadas culminando con una ovación en pie de cinco minutos (no exagero) a los miembros del reparto en la sala. El film además de divertidísimo es una declaración de amor al cine hecha con cuatro duros pero con muchísimo corazón. Ojalá siga cosechando éxitos por donde pase.


Después de tanto subidón con una sesión doble que os aseguro que los que hemos estado presentes recordaremos mucho tiempo, era difícil mantener el nivel y eso que Antonio Tublen con LFO me pareció un tío de lo más interesante, sin embargo Zoo me parece un paso atrás en su carrera. La película una vez más utiliza como excusa una infección zombi para mostrar una relación de pareja a punto de finalizar que revive a la fuerza al quedarse los protagonistas encerrados juntos ante la amenaza exterior. Pese a un comienzo prometedor con un humor negro bastante afinado la película va derivando en un dramón romántico que consigue que su escasa media hora se acabe haciendo larga. No molesta pero la he visto hace una hora y ya casi la he olvidado, totalmente intrascendente.


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