domingo, 18 de noviembre de 2018

Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald. Título original: Fantástic Beasts: The Crimes of Grindelwald

Director: David Yates

Actores: Eddie Redmayne, Katherine Waterson, Johnny Depp, Zoe Kravitz, Ezra Miller, Dan Fogler, Jude Law, Alison Sudol

Guión: JK Rowling

Productores: JK Rowling, David Heyman, Steve Kloves, Lionel Wigram

Montaje: Mark Day

Fotografía: Philippe Rousselot

Música: James Newton Howard

Producción: Heyday Films, Warner Bros


Cuando se anunció Animales fantásticos y dónde encontrarlos pocos confiaban en la adaptación de un bestiario mágico que parecía más un intento de seguir exprimiendo la gallina de los huevos de oro que en un proyecto con enjundia en sí mismo, sin embargo la grata sorpresa fue encontrarnos con una entretenidísima aventura capaz de recuperar el sense of wonder que nos producía el mundo mágico Potter a la vez que poseía una personalidad propia que nos ofrecía algo diferente y atractivo.

Dos años después la situación se ha dado la vuelta y había gran expectación por ver si Los crímenes de Grindelwald confirmaba el nacimiento de una nueva saga con la que llenar nuestras ansias de magia y fantasía. Lamentablemente esta secuela nos deja la impresión de que la saga ha caído en todo lo que temíamos y su fantástica primera parte había conseguido evitar.

Si bien es cierto que no se debe juzgar a un libro por su portada los primeros 20 minutos nos dejan claro lo que podemos esperar de Los crímenes de Grindelwald, y es que si la película comienza con una maravilla visual como es la espectacular setpiece de la huida de Grindelwald que demuestra que David Yates está en un punto de madurez en el que domina la acción y la representación de la magia en pantalla, continúa con una escena que nos adelanta lo que está por venir, un guión perezoso y atropellado en el que resuelven el regreso de un personaje aparentemente muerto con apenas una frase de diálogo y sin más explicación del cómo y el por qué.

El principal problema de Los crímenes de Grindelwald es que se ve demasiado lastrada por su condición de capítulo intermedio y es incapaz de continuar con su personalidad propia siendo demasiado dependiente del universo Potter.



La película quiere presentarnos nuevos personajes a la vez que explicarnos la situación de los ya conocidos, quiere contar una nueva aventura a la vez que ir plantando la trama general de la saga pero sin avanzar demasiado porque aún quedan otros tres capítulos por delante y en todo este batiburrillo el guión se llena de agujeros, momentos de tedio y algunos que rozan el ridículo incluso.

Ante tal avalancha de personajes el antiguo cuarteto protagonista queda diluido, únicamente Newt tiene algo de recorrido gracias a la complicada relación con su hermano y a su necesaria elección de bando en la guerra que está por venir, sin embargo Tina y Jacob apenas pasaban por allí y no aportan nada el conjunto. Pero el premio especial en este asunto lo tiene Queenie, el personaje que mayor transformación sufre y al que menos atención se presta.
No hay más suerte con las novedades, con una Leta Lestrange llena de posibilidades y que se limita a ser protagonista del mcguffin que hace avanzar la película pero sin ningún desarrollo de su personaje. Tal vez el mayor interés en este sentido sea el propio Grindelwald con más capas en sus motivaciones que la maldad pura, así esa manipulación casi política que hace del mundo mágico o sus planteamientos sobre si los humanos son capaces de cuidarse a sí mismos son de lo poco interesante que nos puede ofrecer esta entrega.

Pero lo más molesto de Los crímenes de Grindelwald es que es una película en la que no pasa apenas nada, la historia de Leta es simplemente una excusa para situar los bandos ante la inminente guerra y a partir de ahí el film no sabe como continuar y se limita a recurrir al fanservice potteriano para rellenar la parte central del film y no voy a negar que me encanta volver a Hogwarts o ver por fin detalles que se perdieron en la traslación de la saga Potter a la gran pantalla, pero a nivel narrativo no aporta prácticamente nada al nuevo universo que se nos prometió en Animales fantásticos.



El film claramente remonta en su clímax (normal viniendo de semejante bache) gracias una vez más a la pericia visual de Yates en una batalla final absolutamente espectacular y a la capacidad de Depp de dotar de una maldad sugerente y manipuladora a su Grindelwald, pero incluso con esto y con el cliffhanger con el que Rowling quiere volar las cabezas de los potterheads, la sensación que deja Los crímenes de Grindelwald es de paso atrás a nivel de saga y de mediocridad como producto individual convirtiéndose en la peor película de todo el Rowlingverso hasta ahora. 

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