domingo, 27 de octubre de 2019

Nocturna 2019

La vida del festivalero es "dura", no solo hay que soportar días y días con pocas horas de sueño, no solo hay que investigar y seleccionar cientos de películas para hacer plannings imposibles en las cada vez más inabarcables programaciones de estos festivales, también hay que saber elegir y renunciar, y es que si por nosotros fuera nos pasaríamos la vida de festival en festival, pero eso solo lo pueden hacer unos pocos afortunados. Quién hace esto como afición no tiene tiempo ni dinero para acudir a todos los festivales que quisiera, que básicamente serían todos, así que hay que elegir.
Pero el festivalero también es débil, y le es difícil resistirse a dejar pasar una ocasión ante sus narices, así que aunque en un principio estaba descartado, he hecho una visita exprés al Nocturna, y es que la tentación era demasiado fuerte y pese a tener Sitges tan reciente, siempre hay ganas de más.

Una de las razones principales de la escapada al festival era para poder ver Andhadhun, película india que todas las reseñas y críticas señalaban como una de las mayores locuras de los últimos tiempos, y a decir verdad ... se queda corto.

Intentar describir Andhadhun es misión imposible, una película que mezcla comedia, thriller, musical, romance, tramas a priori absolutamente incompatibles entre sí (y que aquí de alguna misteriosa manera funcionan) y un ritmazo que hacen que ese viaje de dos horas a la diversión más desenfrenada se pase en un suspiro y deje con ganas de más.

Un cazador falla al dispararle a un conejo tuerto, un pianista se hace pasar por ciego para ganar fama y vivir en un piso de una ONG, una mujer engaña a su marido, antiguo actor de éxito, con un policía, una joven atropella a un pianista aparentemente ciego del cual se acaba enamorando. Todo esto de algún modo consigue unirse en una historia que además incluye asesinatos, tráfico de órganos y canciones made in Bollywood. Más comedia que thriller, más absurda que cuerda, más divertida que lógica, si estás dispuesto a viajar a la diversión sin ningún tipo de prejuicio no te la debes perder.


El Sábado continuaba con una cita ineludible para el buen cinéfilo, poder ver en pantalla grande, El Cuervo, una de las obras más míticas y emblemáticas de los años 90.
Absoluta hija de su tiempo, El Cuervo, bebe de los gustos noventeros por la estética del videoclip y una marcadísima influencia de ese gótico que de alguna manera consiguió hacerse popular en la época. A pesar de que narrativamente posee problemas innegables y avanza a saltos no demasiado afortunados en alguna ocasión, su potencia visual es tal y la fuerza y carisma de sus imágenes son tan impactantes que hacen que olvides cualquier pero que le quieras poner.
Ver a Brandon Lee en pantalla vuelve a poner los pelos de punta, visionar la famosa escena de su muerte hace que te sigas revolviendo en la butaca, pero sobre todo y ante todo, El Cuervo es un thriller gotico y de venganza que continúa funcionando a la perfección gracias al carisma de su protagonista y la fuerza de su historia. Una joya de los 90 que ha sido una gozada poder ver en pantalla grande.

A continuación pudimos disfrutar de un delicioso Q&A con Alex Proyas, donde a pesar de remarcar que la muerte de Brandon Lee le sigue afectando a día de hoy hasta el punto de no poder haber vuelto a ver la película desde que la finalizó, pudo compartir detalles sobre el proyecto y el rodaje de la película además de hablar del estado del cine actual o criticar a las grandes productoras que solo invierten en remakes, grandes franquicias o apuestas seguras sin ningún tipo de riesgo u originalidad.


Tras la lectura del palmarés, con Amigo (Mejor película, mejor director y mejor actor) y Little Monsters (Mejor actriz, Mejor guión, Premio del Público y Blogo de Oro de la crítica) como grandes triunfadoras, llegaba el turno de la clausura con Vivarium.

La segunda película de Lorcan Finnegan es un relato asfixiante en el que una pareja se ve encerrada sin una razón lógica en una de esas urbanizaciones de perfecta familia americana, ese encierro pondrá a prueba no solo su relación si no también su cordura cuando comiencen a sucederse situaciones inexplicables.

Pese a su potente premisa y su potente clímax, Vivarium se diluye en un segundo acto absolutamente pesado y agotador, donde el film deja la impresión de no saber desarrollar su interesante idea inicial que parece más adecuada para un un capítulo de Más allá del límite que para un largometraje al que claramente le sobran minutos y le falta concreción. La presencia de Jesse Eisenberg tampoco es que ayude todo hay que decirlo, pero es que ni la buena labora de Imogen Poots consigue salvar una película que si bien no es desastrosa, no pasa de curiosa y olvidable.


Ha sido rápido, pero ha sido una vez más maravilloso mi paso por este festival, donde puedes gritarle a un dios primigenio, disfrutar con grandes clásicos o experimentar con films arriesgados y nada convencionales, pero sobre todo puedes compartir tu pasión con gente maravillosa tanto a nivel de público como de organización.

Larga vida a Cthulhu y al Nocturna, el año que viene más.

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