Director: Francois Ozon
Actores: Nadia Tereszkziewicz, Rebecca Marder, Isabelle Huppert, Fabrice Luchini, Dany Boon, Andre Dussollier
Guion: Francois Ozon, Philippe Piazzo. (Adaptación de la obra de teatro de Georges Berr y Louis Verneuil).
Productores: Eric Altmayer, Nicolas Altmayer
Montaje: Laure Gardette
Fotografía: Manuel Dacosse
Música: Philippe Rombi
Producción: Mandarin Cinema, Gaumont, FOZ, France 2 Cinema, Playtime
Con una impresionante constancia en el ritmo de entrega de films notables, Francois Ozon se ha convertido en uno de los imprescindibles del cine de autor de los últimos años, tal vez más discreto que otros compañeros de su generación pero con un estado de salud envidiable en su obra, el director francés siempre está dispuesto a explorar nuevos caminos en su cine y es capaz de moverse con habilidad de igual manera entre el drama, la comedia o el romance, adaptando textos ajenos o dirigiendo ideas propias. Hasta un error de Ozon siempre es una película que merece la pena ver.
En esta ocasión Mi crimen es una adaptación de una obra teatral de 1934 de Georges Berr y Louis Verneull en la que una actriz sin demasiada suerte decide junto a su compañera de piso, una abogada sin trabajo, declararse culpable de un crimen que no ha cometido para intentar que su carrera despegue con la fama que espera ganar durante el juicio.
El film formalmente se adapta a la perfección al formato de comedia de enredo con diálogos ágiles, situaciones disparatadas y personajes un tanto estrafalarios pero sin embargo es capaz, sin abandonar su tono alegre y desenfado de darle un toque de modernidad a su discurso con referencias nada veladas a la manipulación informativa, el feminismo y la sororidad o la lucha de clases.
Junto a las grandes interpretaciones de Nadia Tereszkziewicz y Rebecca Marder es un gustazo ver el desfile de grandes estrellas del cine francés pasándoselo en grande con especial atención a una Isabelle Huppert totalmente desatada o un Dany Boon brillante esta vez desde la contención.
Mi crimen es un vodevil alocado con una alta carga de mordacidad y humor negro plagado de grandes momentos que tan pronto navegan entre el romance y la intriga criminal como rozan el absurdo dramático para siempre lograr mantener una sonrisa cómplice en el espectador que sea capaz de subirse al carrusel de diversión y alegría que propone el Ozon más desenfadado de los últimos años. Un auténtico oasis en tiempos de intensidad impostada que quizás pueda pasar por una obra menor de un director mayúsculo pero que esconde una pequeña y deliciosa joya en su interior.
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