sábado, 25 de marzo de 2017

El Bar

El Bar

Director: Álex de la Iglesia

Actores: Mario Casas, Blanca Suárez, Carmen Machi, Secun De la Rosa, Jaime Ordóñez, Terele Pávez, Joaquín Climent y Alejandro Awada

Guión: Jorge Guerricaechevarría y Álex de la Iglesia

Productores: Álex de la Iglesia, Kike Martínez, Carolina Bang

Montaje:

Fotografía: Ángel Amorós

Música: Carlos Riera, Joan Valent

Producción: El Bar Producciones, Atresmedia Cine, Nadie es Perfecto, Pokeepsie Films


Álex de la Iglesia se ha ganado a pulso un lugar de privilegio en el cine español, desde su excepcional arranque con Acción Mutante y sobre todo el rotundo éxito que supuso El día de la Bestia cada película del director vasco es mirada con lupa por crítica y público. Por fortuna podemos decir que con El Bar ha vuelto el mejor De la Iglesia.

El Bar comienza con un estupendo plano secuencia en el que nos son presentados algunos de los protagonistas, que se van cruzando frente a la cámara y nos dibujan un esbozo de su personalidad, esa visión sin ningún tipo de amabilidad a los diferentes estratos y personalidades de la sociedad española nos va a acompañar durante todo el film.

El auténtico punto inicial de la película es cuando un variopinto grupo de personajes se queda atrapado en un bar ante una amenaza exterior que elimina a aquel que se atreva a salir. Aunque la primera referencia que se le puede venir a la cabeza a cualquier cinéfilo es El Angel Exterminador, el film está plagado de influencias cinematográficas, desde el típico cine de Carpenter en el que una amenaza exterior hace que un grupo de personajes se encuentren encerrados para descubrir que el auténtico peligro está en el interior, hasta pequeños guiños a films más actuales como Los Odiosos Ocho (con sótano incluido), La Niebla de Darabont o incluso la saga patria REC

Dentro de su aparente sencillez El Bar ofrece múltiples capas de lectura, desde las influencias cinéfilas comentadas anteriormente (y hay muchas más), como el juego de encontrar las pistas sobre el desarrollo posterior de la película que se nos van dando desde un principio. Pero lo más destacable sin duda es que la apariencia inicial del film de broma macabra acaba transformándose en una lectura despiadada de la sociedad española, planteando la ya famosa pregunta de ¿qué estarías dispuesto a hacer para sobrevivir? y desnudando física pero sobre todo psicológicamente a sus personajes como representación de nuestra sociedad.



La película se divide claramente en tres actos que responden a su vez a tres localizaciones diferentes que descienden, no solo de manera metafórica, en la degradación humana, y a su vez van dando paso a un giro en la temática del film, de la comedia inicial, se pasa al drama para acabar terminando en un puro survival, todo ello regado siempre por la mezcla de thriller y humor negro que predomina en el conjunto.

Si bien la acusación habitual a De la Iglesia es que sus películas suelen tener un comienzo brillante para acabar con un final decepcionante (cierto en algunas ocasiones pero que ya se ha convertido en un cliché facilón a la hora de intentar atacar al director), en esta ocasión podemos decir que estamos ante la película más redonda del director desde la exitosa La Comunidad, y es que el guión de su habitual colaborador Guerricaechevarría podrá gustar más o menos pero no tiene ningún tipo de fisura, sabe lo que quiere plantear y lo ejecuta a la perfección, realizando un curioso juego en el que cuanto más se cierran los espacios más se agrandan las historias de sus personajes.

El ritmo del film apenas decae en ninguna ocasión gracias a que la acción y la comedia se suceden sin cesar, pero si que es cierto que hay ciertos altibajos en sus protagonistas. Los veteranos Joaquín Climent, Terele Pavez (increíble como ha resucitado De la Iglesia a esta gran actriz) o Carmen Machi dan empaque al conjunto, la sorpresa viene de un inconmensurable Secun de la Rosa, en su probablemente mejor papel en la gran pantalla y de un Jaime Ordóñez pasadísimo de vueltas (ojo, la película así lo pide) que compone un personaje a recordar.
Sin embargo los más flojos son la pareja protagonista, una Blanca Suárez que mejora bastante cuando ejerce de heroína de acción (es curioso e ilusionante como poco a poco está creciendo este papel dentro del cine español) respecto a su papel anterior como referente moral del grupo y sobre todo un Mario Casas que sin llegar a molestar, si que se ve sobrepasado por un papel para el que claramente no da la impresión de estar aún preparado como actor y que probablemente hubiera necesitado de alguien con un registro mayor.



El Bar consigue esa difícil misión de divertir a la vez que radiografiar nuestra sociedad, la grasilla cañí que tanto le gusta a su director se mezcla en esta ocasión con una historia tan divertida como tensa y emocionante pero que deja al espectador varios motivos de reflexión nada disimulados. 
No os dejéis engañar por su apariencia de película pequeña, con El Bar ha vuelto el mejor Álex de la Iglesia y eso es un motivo de gran alegría para nuestro cine.

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