sábado, 21 de junio de 2014

El viento se levanta

El viento se levanta. Título original: Kaze Tachinu

Director: Hayao Miyazaki

Actores: Hideaki Anno, Morio Kazama, Jun Kunimura, Steve Alpert, Hideotoshi Nishijima, Masahiko Nishimura, Mansai Nomura y Mirai Shida

Guión: Hayao Miyazaki.

Productores: Toshio Suzuki, Seiji Okuda, Nobuo Kawakami.

Música: Joe Hisaishi.

Producción: Studio Ghibli, Buena Vista Home Entertainment, Nippon Televisión Network (NTV)





Reconozco que ésta crítica quizás se encuentre algo desfasada, ya que "El viento se levanta" se estrenó hace unos meses y difícilmente la podáis encontrar ya en ninguna sala, pero he de reconocer que me cuesta mucho escribir de manera un tanto negativa sobre un director al que admiro tanto como Hayao Miyazaki. La teoría dice que a la hora de valorar una película hay que abstraerse de la obra anterior del autor, ya sea para lo bueno o lo malo, pero me cuesta mucho hacerlo en el caso del director nipón, que hizo descubrir a toda una generación que en el cine de animación había mucho que descubrir y apreciar más allá de Disney, el hombre que nos hizo soñar con Totoro, enternecernos con Mononoke, descubrir mundos mágicos con Chihiro, volar acompañando a un cerdo piloto o luchar por la naturaleza con Nausicaä, por solo mencionar algunos de sus grandes títulos, es por ello que me deja mal sabor de boca que su legado final sea quizás una de las películas más flojas de su filmografía.






Un sueño hecho realidad no siempre significa una gran obra


El viento se levanta supone la consecución de un sueño perseguido por Miyazaki durante muchos años, el de contar la historia de Jirö Horikoshi, el ingeniero que diseñó el avión de combate Zero, utilizado en el ataque a Pearl Harbour durante la Segunda Guerra Mundial. La pasión de Miyazaki por los objetos voladores debido a la profesión de su padre queda de manifiesto en muchas de sus obras, por lo tanto no debe extrañar que para el cierre de su carrera como director eligiera contar la historia del que por desgracia es probablemente el diseñador aeronáutico más famoso de la historia de Japón.

No es mayor problema para mi la temática de la película, que muchos han tachado de pro bélica y chovinista, acusaciones que me parecen un tanto ridículas cuando uno observa la carrera de Miyazaki, dominada siempre por mensajes pacifistas y a favor de la naturaleza, es más, la historia de Horikoshi plantea cuestiones de lo más interesantes, especialmente la utilización de la pasión de un hombre por parte de la industria armamentística y las terribles consecuencias del éxito de su sueño, tampoco se le puede poner un solo pero a la animación de la película, algo que raya la perfección en cada película del director japones para llegar incluso a superarse en ésta ocasión, con una nitidez en el dibujo y una sencillez y claridad de líneas elegantísimas, mención especial al cambio de trazo cada vez que nos introducimos en el mundo de los sueños de nuestro protagonista, en ese sentido la película es una maravilla para los sentidos y un auténtico espectáculo visual.



Tras un acertado comienzo en el que se nos muestra la niñez de Jiro, sus sueños por volar desde pequeño y una espectacular escena en el tren en la que conoce a su amada Nahoko Satomi, la película comienza poco a poco a caer en su principal error que son los continuos bajones de ritmo. Todo aficionado al cine oriental conoce del gusto por los ritmos pausados de ésta clase de películas y eso no supone ningún defecto para mi, todo lo contrario, lo disfruto enormemente cuando está utilizado de la manera adecuada, pero en ésta ocasión (y pensé que nunca iba a decir ésto con éste director) el ritmo del film me llegó a aburrir en varias ocasiones, son varios los momentos en que la película se estanca y no avanza hacia ninguna parte para a continuación realizar elipsis temporales un tanto sorprendentes e incluso dejar caer personajes en el olvido, además mientras que las escenas oníricas constituyen un gran acierto puesto que dotan de algo más de ligereza al film, tanto la relación entre Jiro y Nahoko como todo el proceso de aprendizaje y construcción del avión son monótonas y carentes de emoción.

Y es que el principal defecto que se le puede achacar a El Viento se levanta es que en ésta ocasión Miyazaki falla en el principal punto fuerte de la mayoría de sus obras, y es dotar de alma a la película, los personajes en su mayoría son demasiado herméticos, planos y lineales, la historia de amor entre los dos protagonistas carece de ningún tipo de pasión y en ningún momento llegamos a comprender la idolatría de Nahoko hacia su marido al margen de las costumbres japonesas de la época, por otra parte Jiro se nos muestra de una manera demasiado idealizada y pese a los leves momentos de reflexión y remordimiento es realmente difícil empatizar con él.

Quizás sea la película más adulta y personal del director, ya que son innegables los aspectos biográficos que se pueden ver en la misma, desde su infancia marcada por la guerra pasando por la similitud entre Nahoko y su madre, mujer enferma que paso nueve años en cama hasta la pasión por volar tanto de Jiro como de su padre, fabricante de timones para aviones, tal vez esa implicación personal en éste film haya demostrado que el talento de Hayao se desarrolla mejor introduciéndonos en mundos mágicos y fantásticos fruto de su maravillosa imaginación que con historias del mundo real en las cuales su habilidad se encuentra más atada y reprimida.

Sin embargo no quiero acabar la crítica sin mostrar mi agradecimiento como ya hice al principio por todo lo que Miyazaki y los estudios Ghibli (que espero que no se resientan demasiado con su marcha) me han regalado durante éstos años, tanto a través de su propia obra como haciéndome descubrir otro tipo de cine con directores como Satoshi Kon o películas como Akira, La Tumba de las Luciernagas, Jin Roh y muchas más, pero principalmente por los sueños y momentos que nos hizo compartir a sus seguidores, por todo eso y mucho más: Hasta siempre Maestro.




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