martes, 20 de octubre de 2020

Sitges 2020 versión online: Parte 3

Tercera y última parte de éste Sitges Online, porque el festival ya ha acabado y ahora comienza otra misión, la de recolectar recomendaciones y tops para rescatar todas esas películas que se escaparon durante el festival, que en un año como éste son más incluso de las que he visto. Partiendo de la base de que la mayoría de estas películas no llegan a estrenarse en sala y su paso a plataformas es incierto la cosa se complica pero tampoco voy a negar que parte de la gracia de los aficionados al género es esta caza.

Slaxx es una de esas películas perfectas para las sesiones nocturnas de Midnight X-Treme de Sitges, con una premisa tan loca como unos pantalones vaqueros asesinos poco más se puede pedir que diversión. Sin embargo el film nos sorprende en un principio con una calidad bastante por encima de la media en productos similares, con cierto mimo a la hora de presentar a sus personajes e incluso dar cierto contexto a la historia con críticas a la industria textil a la vez que parodia a las influencers de moda. 

Todo esto entendido en contexto por supuesto, Slaxx enseguida comienza con el despiporre de muertes provocadas por esos pantalones asesinos y avanza con buen ritmo hasta que decide ponerse demasiado trascendente y olvida su función de divertimento, apenas un pequeño bache final para una película que da lo que promete, muertes sangrientas, comedia tontorrona y entretenimiento descerebrado.


Pasamos al lado opuesto del cine de terror con Cabrito película brasileña de Luciano de Azevedo, donde a través de tres capítulos observamos como el ambiente y las influencias pueden convertir a un hombre en un monstruo. Recreándose en lo grotesco y lo macabro, el film consigue su objetivo de inundar la pantalla de un ambiente malsano a cada segundo, ya sea desde el canibalismo o desde el extremismo religioso, sin embargo todo en la película me suena a visto y más allá de algunas buenas actuaciones creo que es una de las películas que más rápido olvidaré de éste festival.


Es difícil juzgar hoy en día película como VIY y es que su condición de pionera del cine fantástico en la Unión Soviética evidentemente levanta las simpatías de cualquier aficionado al género. Adaptación de un cuento de Gogol en 1967 el film cuenta la historia de un sacerdote tiene que velar durante tres noches el cuerpo de una bruja. Si bien es cierto que por momentos se hace algo pesada entre canciones y gracietas para rellenar metraje, sus escenas centradas en el terror poseen unos efectos prácticas absolutamente deslumbrantes todavía a día de hoy y es imposible que semejante derroche de imaginación no te conquiste. Una película que cualquier aficionado al género fantástico debería ver para apreciar de donde venimos y la labor de esos artesanos que iniciaron el camino hasta donde estamos hoy.


Cosmética del enemigo es un thriller psicológico en el que un famoso arquitecto se ve abordado por una joven camino del aeropuerto, allí y a través de los relatos de la desconocida irá descubriendo que esta le conoce mucho mejor de lo que él cree. Si algo se le puede achacar al film de Kike Maíllo es la falta de originalidad y es que en los últimos años o incluso décadas hemos visto multitud de propuestas similares. Sin embargo si conseguimos abstraernos de cierta previsibilidad es por la capacidad del director de conjugar un texto tan teatral y conversacional con una narrativa visual elegante y efectiva. Esto junto a la esmerada actuación de Athena Strates consigue que más allá de la falta de sorpresa nos encontremos con un film que sin destacar demasiado en ninguno de sus aspectos tampoco aburre.


El cine indonesio es la auténtica sensación entre los aficionados al terror entre los últimos años y en Sitges no podía faltar una buena ración. Impetigore comienza con un prólogo absolutamente sobresaliente y terrorífico que muestra lo mejor de esta cinematografía, con un manejo ejemplar de la tensión sin miedo a ser explícitos cuando hace falta. Tras este brutal arranque la película baja un poco de revoluciones mientras explica una trama algo enrevesada de magia negra y maldiciones en un pueblo perdido en la selva al que nuestra protagonista acudirá para conocer su pasado. Sin embargo tras este pequeño bache y tras una serie de revelaciones en formato flashback el film vuelve a remontar mezclando el survival con la brujería e incluso cierto cariz culebronesco que lejos de molestar convierte su tercio final en un disfrute continuo que deja con ganas de más. 


En un año cargado de propuestas absolutamente surrealistas como Psycho Goreman, Mandibules o Fried Barry Jumbo consigue llevarse la palma con su historia de amor entre Jeanne, una joven tan tímida que roza lo anti social y una máquina de un parque de atracciones.

Si si, como suena, y a pesar de tan marciano argumento, Zoe Wittock logra crear un coming of age ejemplar con un personaje hermoso y delicado como Jeanne, símbolo y a la vez hipérbole del difícil paso a la edad adulta. Esto unido a su clarísima apuesta por un #LoveisLove elevado a la enésima potencia hacen difícil no enamorarse de una película capaz de atravesar lo bizarro para conseguir una bella y sensible historia de amor.



El propio Ángel Sala nos había vendido Get the Hell Out como la One Cut of the Dead de esta edición y a priori su propuesta y primeras imágenes parecían seguir en la misma línea con un parlamento taiwanes tan repleto de zombis como de gore y gags cómicos. Y la película desde el primer minuto muestra sus cartas apostando por una exagerada parodia de la clase política y una estética entre el anime y el videojuego. 

Aunque la película se pase hora y media gritándole al espectador que quiere divertirle son contadas las ocasiones en que lo logra y es que la búsqueda del meme es tan forzada que resulta un tanto impostada. La diversión no existe más allá de ese parlamento repleto de zombis, algo que incluso tarda demasiado en llegar, el film se pierde en una trama que debería ser lo de menos y a la que se le da demasiada importancia en su primer tercio, así, cuando se quiere entrar en materia existe cierto aburrimiento en el espectador y una vez pasado el elemento sorpresa de un par de ideas originales el film se vuelve repetitivo y algo anodino. 

Su montaje pretendidamente alocado que nunca acaba de funcionar del todo y la falta de carisma de sus personajes hacen el resto para convertir a Get the Hell Out en un producto bastante olvidable.


Mi Sitges Online terminaba visitando de nuevo Taiwan con 76 Horror BookStore, antología de terror televisivo que aquí nos han presentado en formato de película uniendo los cuatro capítulos de una miniserie.

Como cualquier antología televisiva tiene altibajos, quizás el capítulo más salvable sea el primero, Rent, en el que una mujer se muda a un apartamento del que han desaparecido sus últimos residentes. Sin inventar nada nuevo el capítulo maneja la tensión de manera creciente, posee una criatura de atractivo diseño y es generoso en el gore y lo macabro como para ofrecer 25 minutos de entretenimiento.

Lamentablemente a partir de ahí la serie va cuesta abajo, con capítulos donde el elemento fantástico apenas es un apunte final y con historias entre poco y nada originales sin ningún elemento distintivo destacable. 

Es muy probable que en su formato original hubiera acabado abandonando la serie en el segundo episodio, algo de lo que se libró en su paso al largometraje por la esperanza nunca cumplida de que el próximo capítulo fuera mejor.


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